3.3.3 Uso responsable/racional de plaguicidas como componente de las BPA
En la Mesa Redonda para una Economía Cacaotera Sostenible (RSCE I), una reunión internacional celebrada en Ghana en octubre de 2007, participaron cacaocultores, cooperativas, comerciantes, exportadores, elaboradores, fabricantes de chocolate, mayoristas, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, instituciones financieras y organismos donantes. Se alcanzó un consenso sobre una serie de puntos de acción – denominados la “Agenda de Accra” – para asegurar un cacao sostenible.
Los temas relacionados con el manejo de plagas ocuparon un lugar destacado en la lista de prioridades, y se identificaron las siguientes necesidades clave (entre otras):
- Precios remunerativos y mayor rentabilidad para los productores de cacao, incluyendo la consideración del impacto de las políticas fiscales;
- Desarrollo y promoción de Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) con el fin de incrementar la productividad y la calidad de un modo que respete tanto el medio ambiente como las normas sociales;
- Reducción de pérdidas a causa de plagas y enfermedades a través de la introducción del manejo integrado de plagas (MIP);
- Promoción y apoyo de los servicios locales que suministran mejores materiales de siembra, fertilizantes, plaguicidas, etc., y provisión de capacitación relacionada;
- Mecanización de las operaciones agrícolas para reducir los costos cuando sea posible;
- Mayor eficiencia de la mano de obra a través de mejores prácticas de gestión;
- La comercialización sostenible incluye el desarrollo de cadenas de suministro eficientes con el fin de aumentar el margen recibido por los productores, manteniendo a la vez la calidad del cacao, y mejorando la trazabilidad en la cadena de valor.
Como su propio nombre indica, las BPA engloban un gran número de procedimientos de cultivo que deben ser seguros, eficaces, recomendados y aplicados, ya sea a nivel nacional o de cultivo. Al emplear un plaguicida lo que se persigue es lograr un control eficaz de las plagas, dejando al mismo tiempo una cantidad mínima de residuos de plaguicidas en el cultivo (dentro de unos límites prácticos). Estos límites están regulados, pero los establece principalmente la empresa agroquímica que desea registrar sus productos, tras haber realizado una serie de ensayos que se ajustan a protocolos acordados y rigurosos.
Las estrategias de control de plagas y enfermedades que se basan en la aplicación de un número limitado de plaguicidas no son sostenibles. El “vacío” de investigación y extensión en materia de plaguicidas adecuados desde finales de los años 80 ha coincidido con años de baja rentabilidad del cacao. Como consecuencia, la mayoría de los pequeños cacaocultores desconocen los agentes y técnicas de control de plagas más recientes, y suelen aplicar productos más antiguos y a menudo más peligrosos.
En la actualidad existe una necesidad urgente de programas de extensión, para trasladar a cada una de las principales regiones cacaoteras información sobre técnicas más racionales para la aplicación de plaguicidas, abordando en primer lugar cuestiones como:
- ¿Cuáles son los verdaderos niveles de control de plagas y los costes operativos (en grandes superficies)?
- ¿Podremos sustituir en un futuro próximo todos los productos actualmente utilizados y peligrosos (clases I y II de la OMS/EPA)?
- ¿Por qué son tan populares los plaguicidas más antiguos?
- ¿Existen otras técnicas de control que tengan un impacto ambiental mínimo, pero que controlen eficazmente las plagas objetivo?
El término “uso responsable (o racional) de plaguicidas” (URP [1], o UR en la literatura de CropLife) describe el empleo selectivo y seguro de los plaguicidas como parte de una estrategia de manejo de plagas. Hay tres elementos clave para mitigar los efectos adversos de los plaguicidas: la mejora de la selectividad de los propios productos, y la precisión de su aplicación tanto en el espacio como en el tiempo. Entre otros beneficios potenciales cabe destacar la reducción de costes (tanto de plaguicidas como de mano de obra), la mejora de la seguridad y la reducción del impacto ambiental. Por lo tanto, el URP implica una serie de tácticas y herramientas para gestionar los residuos dentro de una estrategia de MIP, que a su vez es un componente de las Buenas Prácticas Agrícolas. Los capítulos siguientes pretenden proporcionar una información básica esencial, que conduce a una descripción práctica de las formas en las que deben emplearse los plaguicidas, a saber:
- Diagnóstico del problema
- Selección de productos
- Técnicas de aplicación seguras y eficaces
- Momento de aplicación - no sólo para un mejor control de las plagas, sino específicamente para la gestión de residuos; se establece en base al Intervalo Pre-Cosecha (IPC - el tiempo mínimo permitido entre la última fumigación y la recolección).
En la práctica, el URP sólo puede lograrse realmente con precisión y comprensión de los propios plaguicidas, sus propiedades y las técnicas de aplicación; este tema se trata en el capítulo 4.